domingo, 19 de febrero de 2017

Castellfollit de la Roca


En invierno también se puede viajar. Los paisajes son muy diferentes, todo está menos masificado, llegar al hotel y poder disfrutar de un spa o una bañera caliente no tiene precio... sin embargo, también tiene sus inconvenientes, para mí el peor: las horas de luz. El día se acaba muy pronto y hay cosas que hay que hacer sí o sí con luz, aunque este inconveniente se puede volver ventaja si sabemos disfrutar de la noche de los pueblos, las ciudades iluminadas, o los ríos reflejando los adornos navideños. 

Una de las tareas pendientes que tenía en nuestra ruta por Girona era el pueblo de Castellfollit de la Roca un pueblo muy particular puesto que sus casas estan construídas sobre un risco basáltico en forma de línea recta sobre el río Fluviá. El risco tiene una altura de unos 50 metros, por lo que básicamente, parece un acantilado sin costa, precioso. Además las casas, todas marrones se integran espectacularmente con el paisaje y la iglesia de San Salvador construída justo en una punta del pueblo, deja ver unas espectaculares vistas. 

Existe una ruta circular de aproximadamente 50 minutos que da la vuelta al pueblo y baja rodeando el risco. Nosotros no supimos hacerla circular, porque había un espacia donde se perdía el camino y acabamos haciendo una ida y vuelta por el mismo sitio, por donde venían los pocos turistas que nos encontramos. 
Hay un restaurante-parador en la carretera donde inicialmente teníamos la idea de aparcar, pero al llegar allí había un cartel muy clarito que decía parking reservado a clientes. Normal. Así que seguimos un poco más abajo y encontramos una especie de pequeño aparcamiento al lado de una parada de Bus justo en la carretera y allí dejamos el coche, para seguir ruta a pie por un espacio urbano que da al rio y por donde cruza un puente desde donde las fotos son espectaculares, justo debajo del risco. A partir de ahí seguimos el puente y subimos por un caminito en medio de la naturaleza hacia el pueblo por la parte de atrás del risco.  En el pueblo no hay apenas nada. La iglesia de San Salvador y el mirador y algún punto más desde donde se ve vertiginosamente el río  y algún puente derruido al fondo. 
No creo que tardásemos más de 50 minutos en verlo. Fue una visita fugaz, pero muy bonita.